Asambleas Deliberativas


                                                                                          

¿Qué son las Asambleas Deliberativas?

Son espacios de reunión y encuentro para que los ciudadanos practiquen, hagan propuestas y tomen decisiones a través de la Democracia Deliberativa.  Las Asambleas Deliberativas se reglamentan, por tanto, a partir de los requisitos y las características de la Democracia Deliberativa.

¿Y qué es la Democracia Deliberativa? La búsqueda de conformidad y acuerdo entre ciudadanos, con diferentes visiones y modos de pensar, por medio de la conversación respetuosa y en igualdad de condiciones sobre todos los aspectos que determinan y afectan su  vida en común. Para la Democracia Deliberativa todos los temas, desde los más fundamentales hasta los más ordinarios y prácticos, entran en la deliberación ciudadana.

¿En qué se basa la Democracia Deliberativa? En la soberanía de los ciudadanos. Todas las constituciones afirman que la soberanía reside en el pueblo. Pero con ello solo se garantiza que el poder político sea ejercido por sus representantes. La Democracia Deliberativa, un paso democrático más profundo, busca hacer más efectiva la soberanía del pueblo al consolidar la capacidad de todos y cada uno de los ciudadanos para definir con autonomía las opciones y decisiones políticas de su país, y para controlar a los funcionarios públicos. Al fortalecer la soberanía de los ciudadanos, se logran dos cosas: que la política se construya de abajo hacia arriba y que el Estado se ponga al servicio de los ciudadanos, no los ciudadanos al servicio del Estado.

La Democracia Deliberativa no elimina ni sustituye a los representantes. Sí significa una nueva cualidad y una nueva calidad democráticas. Ella extiende la deliberación, el debate, la discusión y la decisión políticas, que siguen considerándose legítimos solo para representantes, parlamentarios y funcionarios públicos, a todos los ciudadanos. Como legítimos soberanos, estos también proponen —proponer las ideas fundamentales es el rasgo que distingue a la deliberación—, y no solo opinan sobre las políticas del país y la sociedad. En la Democracia Deliberativa no se espera ni se pide permiso para pensar en la nación.

El voto para elegir y el criterio de las mayorías en las democracias electorales; la discusión de propuestas empaquetadas en las democracias participativas; y la protección, la justicia social y la igualdad en las democracias constitucionales convierten a los ciudadanos en súbditos de sus representantes, de las burocracias y del Estado;  ciudadanos pasivos que oscilan entre el voto, la queja, la opinión, la protesta y el agradecimiento. Solo la Democracia Deliberativa posibilita que los ciudadanos, en su calidad de soberanos, definan, formulen y controlen su presente y su futuro. Con autoestima y responsabilidad. A la pregunta de quién define qué, la Democracia Deliberativa responde con preferencia y seguridad: los ciudadanos activos en una conversación plural y basada en el uso de la razón.

¿Qué exigen la Asamblea y Democracia Deliberativas?

Ciudadanos que se informen. Sin información no hay decisiones acertadas.

Ciudadanos tolerantes. Sin tolerancia no hay igualdad entre ciudadanos.

Ciudadanos dispuestos a la conversación franca. Sin franqueza no se toman en cuenta todas las perspectivas.

Ciudadanos que escuchen. Sin escuchar activamente no se comprenden las razones de los demás.

Ciudadanos que acepten la fuerza del mejor argumento. Sin convencimiento argumentado se debilitan los acuerdos.

Ciudadanos que acepten la pluralidad. Sin admitir la pluralidad y diversidad no hay ciudadanía compartida ni democracia de iguales.

Ciudadanos respetuosos de las minorías. Sin espacios para las minorías se imponen la coacción mayoritaria y la subordinación, no el respeto a la diversidad.

Ciudadanos abiertos a nuevas y diferentes perspectivas. Sin apertura mental no se equilibran los intereses propios y comunes, no se aprende de los demás ni se abre el futuro.

Ciudadanos elegantes. Sin las cortesías de la comunicación decente no se crean las condiciones psicológicas para la conversación respetuosa, útil y productiva en democracia.

Ciudadanos pacíficos. Sin comprender que la política existe porque existen las diferencias no es posible la democracia.

Estos diez requisitos hacen posible que la Democracia Deliberativa se establezca como modelo para que los ciudadanos  —diversos y diferentes—   reinventen, acerquen y se acerquen a la política como lugar donde se toman decisiones que inevitablemente les afectan y competen. La división entre revolucionarios y contrarrevolucionarios hace imposible en Cuba la ciudadanía misma y la  igualdad de todos los ciudadanos para buscar soluciones a la vida en sociedad. Lograr estos propósitos no es tarea fácil.  El Certificado de Ciudadanía Democrática que otorgaremos será un poderoso estímulo para colocarnos a la altura de la misión.

La Plataforma Nuevo País cree firmemente que los cubanos podemos, debemos y necesitamos instaurar la Democracia Deliberativa para colocar en nuestros manos, por primera vez en la historia de Cuba, nuestros asuntos y los de la nación.

Las Asambleas Deliberativas permanentes que iremos estableciendo en todo el país son un camino importante en esta dirección. Ellas parten de varios principios: ciudadanía plural, ciudadanía sin coacción y ciudadanía como legitimidad. Por eso las Asambleas Deliberativas no se vinculan ni a las instituciones del Estado ni a las organizaciones o partidos políticos que compiten por el poder. Las Asambleas Deliberativas son poder ciudadano en acción, sin pedir permiso y con dos lemas esenciales:

Pensamos mejor cuando pensamos juntos

Ciudadanía es deliberación 

Mesa Coordinadora

Plataforma Nuevo País   _________________________________________________________________________________

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Plataforma Femenina Nuevo País


nuevo país

La situación nacional que enfrentamos las mujeres en Cuba es hija de siglos razonamientos machistas. Coincidimos en que el caudillismo y la violencia, dos de los grandes males que nos afectan como nación, nada tienen de femenino. Creemos importante entonces que, para transformar la naturaleza del poder y de las relaciones sociales en nuestra sociedad, es necesario recorrer el camino de forma diferente a como se ha hecho hasta ahora. Para ello es imprescindible incorporar decididamente nuestra propia visión del mundo.

La historia nos ha hecho relevantes las anécdotas de mujeres que tienen comportamientos a la altura de las expectativas machistas. Pero no se nos hace justicia otorgándonos sólo el derecho de entrar en la historia y en la vida social y política de la nación a partir del paradigma impuesto por los hombres.

Con el proceso político iniciado en 1959 se dan las condiciones relativamente efectivas para nuestra emancipación. Muchas tenemos hoy un status importante en la sociedad y emergemos como profesionales en diversas esferas de la vida social. Sin embargo, la propia estructura originaria de ese proceso limita aquel impulso emancipatorio. Como hecho que se origina en un acto bélico, la entonces revolución otorga a las mujeres, identificadas con ella, un rol de retaguardia en la consecución de sus fines. En este sentido las mujeres actuamos como asistentes en el proceso real de toma de decisiones fundamentales. El poder político no incorpora nuestra propia visión para establecer las  líneas maestras que rigen la sociedad.

El desencanto generalizado de muchas de nosotras hacia la política y el trabajo cívico expresa las inconsecuencias del intento de emancipación otorgado por los hombres. Estos desencantos se recrudecen por la precariedad de las asociaciones de mujeres independientes, con agenda feminista, distintas de la única organización permitida que responde a los diseños e intereses del Estado-partido en Cuba, y que no respalda las más genuinas demandas ni se identifica con los conceptos de las diferentes olas del movimiento feminista mundial.

La militarización de la sociedad cubana constituye otro proceso que potencia el rol masculino en la sociedad, en detrimento de los roles propios de las mujeres que nos identificamos con las concepciones feministas. El feminismo más genuino no solo se opone a la guerra sino que busca la desmilitarización de la sociedad.

Las condiciones hoy existentes en nuestro país están llevando a las mujeres cubanas a aquellas realidades históricas anteriores que trabajosamente se iban superando. Las carencias materiales en la sociedad reflejadas directamente en el hogar, la ausencia de condiciones para el cuidado primario de los hijos, la violencia estructural que va descomponiendo nuestros códigos y valores sociales, la violencia doméstica e intrafamiliar, la pérdida de la autoestima, especialmente de las más jóvenes, y el retorno explícito a un machismo arcaico afectan con particular virulencia nuestras posibilidades para una sistemática y emancipada participación en la modernización de la sociedad.

El retorno de estas realidades constituye, no obstante, una oportunidad crítica para constituir una organización femenina, entre las existentes, con una agenda autodefinida desde y por las mujeres. Pese a que Cuba cuenta con un feminismo intelectual de ricas perspectivas, son débiles las plataformas que integren a las mujeres, en toda su pluralidad, desde abajo y en la sociedad a una propuesta social que le proporcione suelo y fuerza a nuestras demandas y al debate social sobre nuestras ideas de qué y cómo se debe transformar la sociedad cubana. Somos las grandes perdedoras dentro de la actual dinámica de cambios en el país, y nuestras necesidades y agendas no se han introducido en el limitado debate social hoy existente.

La Plataforma Femenina Nuevo País se constituye como una organización moderna, progresista y con una agenda feminista actualizada para responder tanto a las necesidades institucionales del debate actualizado sobre temas de género, como a la creciente demanda de muchas mujeres en Cuba para crear organizaciones de origen, formato y concepción diferentes a la oficialista Federación de Mujeres Cubanas, ajena esta ultima a la deliberación y a las problemáticas del sujeto mujeres, al valor de la subjetividad femenina y la discusión siempre viva sobre temas de identidad.

Partimos ante todo de varios principios. Primero, el de emancipar al hombre de la mujer. La diferencia de género sigue siendo vista como una ventaja a favor de los hombres y como un obstáculo que se debe superar, en vez de tomarse como riqueza y valor de una verdadera democracia entre los sexos. Segundo, el de redefinir los valores de igualdad y equidad nacidos de aquello que los hombres han pensado que es bueno y mejor para las mujeres. Tercero, del principio de que la democracia, y la paridad de deberes, derechos y oportunidades deben comenzar por la familia. Cuarto, de que la educación es incompleta si  no educa a los ciudadanos y a las ciudadanas en la dignidad y riqueza de ser diferentes.  Quinto, de que la tolerancia y el respeto de las diferencias y de la diversidad son los valores fundamentales para alcanzar la igualdad y equidad de género. Sexto, de que la democracia y la libertad son los fundamentos esenciales para lograr los objetivos primordiales de la agenda feminista: la participación paritaria y en igualdad de condiciones en la formulación del tipo de sociedad y nación que queremos y necesitamos; y séptimo, que la violencia como herramienta, visión y mentalidad constitutivas del poder y la dominación de las mujeres por los hombres, es una cultura ajena a cualquier agenda feminista auténtica y a una sociedad fundada en los valores de equidad e igualdad entre los géneros.

La Plataforma Femenina Nuevo País potenciará  la creación de una sólida organización femenina que defina y defienda los derechos e intereses de las mujer desde la mujeres, y compartiendo con los hombres nuestra visión. Nadie mejor que nosotras está en condiciones de plantear, sin tutelas externas, cuáles son y cómo canalizar aquellos valores, códigos, objetivos e intereses que expresarían nuestras inquietudes, peculiaridades y posibilidades de participación social, económica y política. Para nosotras tiene un valor fundamental no emular a los hombres ni estandarizar nuestros parámetros a los masculinos. Por eso valorizamos con vigor  la  manera que tenemos las mujeres feministas de trabajar en la sociedad: reunir y no marginar; trabajar para construir y dar vida; cuidar lo que está creado y mediar en los conflictos.

Por eso, parte de nuestra labor estará encaminada a suavizar y eliminar la crueldad propia al ejercicio de un tipo de poder, en el que desafortunadamente están implicadas muchas mujeres en Cuba, tratando de introducir un nuevo lenguaje y comunicación sociales que elimine la machicización de sociedad.

 La sociedad y nación a las que aspiramos depende en mucho de la capacidad que despleguemos para hacer valer una agenda feminista que cuenta con raíces en la historia, cultura y tradición cubanas, y que puede y necesita nutrirse del debate y los alcances del movimiento feminista mundial.

 Contrariamente a como habría dicho José Martí, la mujer auténticamente emancipada, que afirma con originalidad y radicalidad la libertad,  no es la sonrisa necesaria a la gloria de los hombres, sino la que trabaja junto, no contra ellos, en la edificación de una sociedad moderna, equilibrada y equitativa, concebida como un lugar para todos.

Coordinadoras Plataforma Femenina Nuevo País

La Habana, 19 de marzo de 2013

Yasnay Lozada Castañeda                                                     Marta Tamayo González

Eroisis González Suarez                                                        Dailen Rojas Pérez

Gloria Llopis Prendes