La situación provocada por El ciclón Sandy en las provincias orientales puede ser calificada como espantosa. Por primera vez en muchos años Oriente reaparece en tanto concepto histórico-geográfico. Pero, desafortunadamente, como zona de desastre.
A estas alturas, habríamos pensado que las autoridades declararían ya el Estado de Emergencia para la mayoría de las zonas afectadas, primordialmente a la provincia de Santiago de Cuba, cuya ciudad capital está viviendo un auténtico horror, al igual que el municipio Palma Soriano, con sus fuertes efectos psicológicos añadidos. Las pocas imágenes mostradas por la televisión cubana describen bien la calamidad que atraviesa la región.
Los problemas del oriente del país son endémicos. A ello se agrega ahora una profundización del daño estructural que afecta cultivos, viviendas, producción en general y otros ámbitos fundamentales para su autosostenibilidad. Si sumamos los daños provocados por las lluvias a la región central, se comprenderá la presión social y económica que sobrevendrá sobre todo el país a raíz de los efectos Del ciclón Sandy.
De más está decir que la responsabilidad de las autoridades no puede ser en ningún caso eludida. Sandy ha puesto de relieve la precariedad de las provincias orientales y de todo el país para afrontar desastres de cualquier naturaleza, como se ha venido demostrando a propósito de las recientes epidemias sanitarias. El coqueteo con unos pobres cambios, que más se acercan al concepto de reparación de daños que al de una reforma real, demuestran que el gobierno cubano no ha estado a la altura de los problemas de seguridad nacional que afronta toda la nación. Parece cada vez más claro que el peligro a nuestra seguridad nacional es interno y se sitúa dentro de las políticas de poder y no dentro de la sociedad.
A ello habría que añadir la mezquindad política de lo que queremos creer es solo una posición de autoridades locales y no una decisión de alto nivel. Hemos conocido que en varios lugares de Palma Soriano y de la misma ciudad de Santiago de Cuba, determinados funcionarios se han negado a inventariar familias completas damnificadas solo porque son opositores declarados y reconocidos al gobierno y régimen cubanos. Esto constituye, todo al mismo tiempo, una perversa manifestación de instintos primarios y una grave decisión política que compromete la supuesta naturaleza humanitaria del actual proceso político, la convivencia comunitaria y las relaciones de decencia que deberían primar en una sociedad civilizada, moderna, sensible y madura.
A lo que se une el mismo procedimiento represivo. En las últimas horas han sido detenidos varios activistas en la zona oriental en medio del pánico del Estado por el testimonio y aporte sociales a la reparación del desastre. El activista Eliécer Ávila fue detenido cuando apoyaba al padre José Conrado en Santiago de Cuba, cuya iglesia fue dañada por el ciclón Sandy, aunque ya fue liberado. Los activistas de Nuevo País, Fernando Palacios Mogar, Eroisis González y Miguel Santana Breffe, por su parte, llevan más de 72 horas detenidos arbitrariamente en algún lugar desconocido de la provincia de Holguín, sin que se formulen contra ellos cargo alguno. Seguir leyendo Declaración: Programa Solidaridad Nuevo País →